El frío en las salas de estudio y bibliotecas públicas de Zaragoza ha alcanzado un nuevo nivel con la llegada de pingüinos y osos polares.
Guantes, gorros y bufandas se alternan con apuntes, libros y subrayadores. Es la nueva realidad que tienen que vivir decenas de estudiantes que, impotentes, sienten como el frío cala en sus huesos día a día.
El café deja paso al caldito caliente
La sala de estudio del CPS ha sido una de las que más se ha visto afectadas por el frío. «Cuando llegas por la mañana no se puede estar», explica a Errado de Aragón David Canción. «Llamadme loco, pero si encendieran la calefacción, quizás… No se, eh. Es una teoría mía, llamadme loco», añade mientras calienta sus manos con un mechero.
Osos polares en la biblioteca María Moliner
Los pingüinos del CPS no son la única especie del mundo animal que ha encontrado en Zaragoza un hábitat ideal al que mudarse. Algunos Osos Polares del Ártico han podido ser vistos consultando varios libros en la Biblioteca María Moliner, otra de las afectadas por las bajas temperaturas. Aunque de momento parecen inofensivos, los estudiantes no descartan encender hogueras para ahuyentar a los osos y así, de paso, poder estudisr tranquilos.
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